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El personaje creado por medio de tres objetos...

EL PERSONAJE CREADO POR MEDIO DE TRES OBJETOS Hay muchas técnicas y consejos para crear buenos personajes que funcionan estupendamente, pero todos ellos, o casi todos, pueden completarse con esta regla que me gustaría compartir con vosotros hoy. Algunos quizás la conozcáis. Se trata de la regla de los tres objetos. Lo primero, antes incluso de entrar dentro de la regla de los tres objetos, es advertir que esta técnica no es una técnica única de creación de personajes. Tal y como he comentado al comienzo, se trata más bien de un complemento a cualquier otra técnica que empleéis usualmente para crearlos y que os terminará de redondear y dar profundidad al personaje. Yo, por ejemplo, suelo incluir esta regla como un apartado de la ficha de personaje que relleno solo para los principales y los secundarios. A los terciarios les dedico mucho menos tiempo y profundidad. Voy a acercarme a esta regla a través de algunas preguntas: ¿qué es la regla de los tres objetos?, ¿para qué sirve la regla de los tres objetos? Y ¿debo emplear siempre que cree personajes la regla de los tres objetos? ¿En qué consiste la regla de los tres objetos? Muy sencillo. Se trata de, una vez tengamos al personaje esbozado, tratar de definirlo a través de tres objetos. No tienen por qué ser objetos literalmente hablando, quizás uno de tus personajes tenga un perro que lo acompañe a todas partes. En ese caso, si el propio perro no se convierte en un personaje por sí mismo, el animal podría considerarse uno de los objetos del protagonista puesto que lo define y marca su carácter. El personaje no sería lo mismo sin el objeto. Tampoco hace falta que sean objetos que el personaje siempre lleva encima, pero es recomendable que alguno de ellos sí que lo sea. Voy a poneros un ejemplo sencillo que seguro que todos conocéis. Sé que soy muy pesado con los ejemplos de Harry Potter, pero creo que es un ejemplo sencillo y universal para que todo el mundo comprenda lo que digo. Vamos a definir a Harry Potter a través de tres objetos: unas gafas redondas, una varita y una cicatriz en forma de rayo. Creo que con esos tres objetos todo el mundo podría adivinar que el personaje se trata de Harry Potter sin dificultad. Bien. Eso es lo que se supone que debéis conseguir con esta regla. Quiero puntualizar aquí que a veces nuestros personajes no tendrán tres objetos identificativos, sino dos, o uno, y no pasará nada. Si solo es uno, debe ser lo bastante importante y único como para describir al personaje. Nadie más podrá tener un objeto así. No es recomendable, a no ser que la historia lo pida, centrarse en un solo objeto, es mejor hacerlo con varios. Tampoco pasa nada si son más objetos, pero ya estarás obligando al lector a retener más información. Tres es un número sencillo de retener por la memoria (los tríos de nombres funcionan muy bien en nuestro cerebro y en la escritura) y que se encuentra entre lo poco y lo mucho. ¿Para qué sirve la regla de los tres objetos? Esta regla tiene una doble finalidad. Para el escritor es muy útil porque le permitirá asociar rasgos del personaje a los objetos que le representan y, de este modo, tener siempre clara su personalidad (lo cual le dará coherencia y profundidad al personaje); y, por otro lado, para el lector es una manera rápida y eficaz de identificar al personaje. Esta técnica os vendrá de lujo cuando haya personajes que se parezcan entre ellos o cuando haya muchos personajes. Por ejemplo: puede que tus protagonistas sean dos hermanas gemelas, pero que una lleve un broche de flores y que la otra siempre juegue con una canica en la mano. En cuanto aparezca la canica o el broche de flores, sabremos perfectamente a quién nos estamos refiriendo. Además, como escritores, os permitirá darle variedad a las descripciones o a las maneras de nombrar al personaje. Llega un momento en el que el nombre, la edad, el color del pelo, etc., se hace poco visual y un poco tópico. La descripción a través de objetos es muy visual y propicia el dinamismo de las descripciones, cosa que el lector y la obra siempre agradecen. Todo esto se cumple en Harry Potter. Para nosotros como lectores, las gafas de Harry son inconfundibles, pero dentro del propio mundo de la novela, la cicatriz es, siempre, un motivo de reconocimiento del personaje. En un solo vistazo. Y, además, esa cicatriz marca mucho la vida del personaje y su carácter. La cicatriz es la marca de su pasado, el legado que le dejó Voldemort y la carga que el protagonista debe llevar a la vista de todos y sin poder desprenderse de ella. La autora dotó a la cicatriz del personaje de una carga simbólica muy bien manejada (aunque he de decir que usar las cicatrices para marcar un pasado mal cerrado es algo tópico). ¿Debo emplear siempre que cree personajes la regla de los tres objetos? No. Cada uno debe encontrar la técnica que más le guste y le sirva. Ya he comentado antes que yo no la uso nunca para personajes terciarios (otro día si queréis os cuento cuál es la técnica que empleo para la creación de personajes terciarios). Mi norma es que los principales y los protagonistas tengan tres objetos que los definan (uno de ellos que lleven siempre encima) y que aparezcan en el texto; y que los secundarios tengan otros tres, sin que tengan que llevar ninguno encima y sin que tengan que aparecer todos en la obra. Eso sí, si los objetos no aparecen, pierdo la parte de la descripción y la ayuda visual para los lectores, aunque, por otro lado, evito añadir información superficial y sin importancia que solo me sirve a mí como escritor. Usando el ejemplo anterior, en las novelas de Harry Potter, no todos los personajes son definidos por tres objetos. Algunos se definen por los animales que los acompañan, por las prendas de ropa que llevan, etc. Y muchos de ellos no se definen por objetos. Solo los principales y los secundarios (¿recordáis el abrigo de Hagrid, su moto y su paraguas?, ¿el gato de Hermione?, ¿las gafas de Dumbledore?)

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